sábado, 3 de mayo de 2014

Una historia por párrafo



Una coreana escritora me entrevistó hace un par de días. Ella recorre el mundo desde el 2011 y el gobierno de su país junto a una multinacional (no lo diré para no darle publicidad) le financian sus libros. Quizás estuve frente a una eminencia mundial y no la valoré como tal. Para que lleve una vida así, debe ser una “capa” de las letras.

Creo que cada vez estoy odiando más al mundo, las lecturas del magíster me están haciendo mal. A veces me dan ganas de hacer atentados. Mi papá me dice que no estudie más de lo necesario. El problema que veo es que cuando busque un trabajo “normal” las contradicciones de la modernidad con mis pensamientos y emociones serán tan gigantescas que caeré en el nihilismo.

Con los amigos que me hice en los Odesur nos seguimos juntando. En los grupos de personas siempre hay dos que se distancian y arman sus propias conversaciones, se juntan antes que el resto o planifican encuentros en solitario, y lo colectivo se torna una excusa para verse. Esto lo percibo entre Kevin Silva (el de verdad) y Andrea.

“Me saqué un 4 porque mi mamá no me ayudó en la tarea”. Estas son palabras de La Anto en contra de su madre. Su madre es la Pepa, mi mejor amiga, y a la quien siempre me he querido follar. Bueno, la Pepa es de Conchalí, es de izquierda, le gusta Anita Tijoux y Manuel García. Estudia métodos de contracultura y todo lo que involucre revolución. Ahora trabaja para una clínica. Se siente inconsecuente, y sólo lo hace por el dinero. ¿A qué voy con esto? A que no se endeuden innecesariamente. 

Aprovecho de hacer un llamado público y "abierto" a disminuir los deseos. Si se disminuyen, se reduce el sufrimiento. Lo único que se necesita es buena disposición; el resto llega sólo.

Tengo acceso a la cantidad de visitas de cada entrada que se escribe acá. Cuando escribo poemas, las visitas se quintuplican. ¿Actúo según el mercado? ¿Es lo que quieren leer?

1 comentario:

Ignacio Gac dijo...

El arte es la respuesta.