viernes, 23 de enero de 2009

EL BLOG DEL ALE: CAPÍTULO 1

“Problemas al amanecer”


Hoy dormía cálidamente en mi refugio cavernícola cuando me ocurrió un imprevisto. Mi padre, un ser caracterizado por su abultado abdomen, me hizo la pregunta más “inteligente” de la galaxia: ¿Hijito mío estás durmiendo?

Lo miré con una cara de odio. Lo agarré del cuello, le pegué una patada, y le hice un “pedigree” (famosa llave de lucha libre). Mi progenitor queda “nocaut”.

Camino unos pasos y veo que mi pijama estaba mojado-no porque me haya orinado u otra cosa- debido a que en la noche anterior casi muero ahogado en mi pieza. Puerta y ventana cerrado, sumado al calor santiaguino.

Mientras mi padre se recuperaba del ataque que le propiné, me dirijo al baño a hacer pipí. Me percato, luego de 1 minuto, que no le estaba achuntando a la taza del water. Miro el piso, y la orina se había esparcido por toda la loza. Estúpidamente tomo confort y seco para que nadie se de cuenta.

Entro a la ducha y me saco la “chucha”. Me salió verso, sin mayor esfuerzo. Me levanto adolorido y compungido para lavarme el pelo. Y me doy cuenta que se me cae el pelo a montones.

Luego me afeito, algo que no hago casi nunca porque aún no llego a la pubertad. Pero lo hice. Sin embargo, como tenía los ojos cerrado producto de que el shampoo me irritó los ojos, pasé la navaja sobre una espinilla y comencé a sangrar profusamente.

Con la cara cortada, la pregunta de mi padre, sin cabello, la espalda echa “puré”, el piso orinado; me topo de nuevo con mi papá recuperado por la paliza que recibió. Le doy la mano, un abrazo, le deseo feliz cumpleaños –algo que hago todos los días para que no se me olvide esa fecha- y nos vamos a la feria a comprar provisiones para el hogar.

PD: César Ventura me avisó que su próximo poema va dirigido hacia Estefanía Ibañez

sábado, 10 de enero de 2009

POEMA DE CÉSAR VENTURA 16

JAVY ANGELITO

Javiera, voz del silencio Ramos
Tu mirada perdida, se esconde en un ramo
Vestidura atractiva, ¿Bailamos?
Roja y zurda, quisiste ver la incertidumbre cuando almorzábamos

Querida, tu pelo nuevo parece zanahoria
Porque sin cebolla, eres la mejor dando la hora.
Semejas a una Chimenea, humo y tabaco
Como el sudor, que cae por tu sobaco.

Your English is very bad and stupid
Do you want a drink water with pastillas de poncio?
You are intelligent, but sometimes your are very ridiculous
Besides, you can learn dance with me.

Deja de llorar, porque eres la que mejor redacta
Deja de reclamar, como las “angelitos” escribiendo un acta
Deja de hablar, Pinocho pacta
Deja de reír, urgida amiga que lacta

Con mucho amor y “odio” del Fenómeno
PD: Si alguien desea un poema personalizado, y no te conozco, manda tus caraterísticas físicas y psicológicas a mi mail. Y si te conozco, basta con decirme tu nombre : viovyale@gmail.com. Luego de 3 días estará publicado en el blog más famoso de Chipre.
PD2: Gracias a todos mis compañero de periodismo, pues el año que pasó fue genial.

sábado, 3 de enero de 2009

LA FONDA MÁS CHANTA DE LA HISTORIA

El siguiente texto se envió al blog ciudadano de La Tercera, del cual se supone que soy miembro, pero no fue publicado por razones políticas.

Vegetarianos se reúnen con un objetivo en común, celebrar a su manera el 18 de Septiembre. Alimentándose de comidas exóticas y poco comunes. Sin embargo, dicha fonda fue un total fracaso, pues no respetaron al ser viviente más importante, el ser humano.

EL 18 de Septiembre, asistí –lamentablemente- a una de las típicas manifestaciones de celebración del chileno en este mes. A raíz del “Cumpleaños de Chile” (todos sabemos que este dato es incorrecto, porque la Independencia de nuestro país se firmó el 12 de Febrero de 1818), el pueblo mestizo, se reúne –en las llamadas fondas- con el objetivo de festejar al ritmo de la chicha y una buena cueca el triunfo de los patriotas sobre los realistas. ¿Qué dirían nuestros grandes próceres de la Independencia, acerca de cómo se celebra este evento? Seguramente dirían nada, porque están muertos y, aún no se encuentran las esferas del Dragón (Yo las busco, pero sólo he encontrado caca de conejo) para revivirlos.

Como es de costumbre, todos los años durante esta festividad, mi padre se alimenta de tal forma que pareciera ser un hombre embarazado. A tal punto que mi tía le dijo un día: “Tení guata de basurero”. Eso no es lo importante, sólo es un dato para humillar a mi padre. Pero, debido a esta situación de glotonería que también ha afectado a mi colon, decidimos –sugerencia de mi loca madre- ir a una Fonda Vegetariana.

Aburrido en mi casa, veía el noticiario –junto a mi madre- de Chilevisión. En ese momento, apreciamos un reportaje de los Vegetarianos que alegaban un lugar para ellos en estas fechas. Para desgracia de nuestro futuro mostraron un lugar que atenderían estas demandas. Nos interesó, y nos motivó a ir a aquél lugar a almorzar.


“El Huaso Vegetariano” eran las palabras que aparecían en un anticuado cartel, en Catedral 2326. Nos bajamos del auto y, a primera vista, vimos que era algo precaria la infraestructura del local. Sin embargo, quisimos entrar para vivir una nueva experiencia.

El primer inconveniente presentado en la rudimentaria casa, es que tuvimos que pagar por entrar. La casa colonial era comida por las termitas, cuando pagábamos la no despreciable suma de $1.500 por persona. Entramos, y se veía más pobre que la vecindad del Chavo. No es que lo pobre sea malo, sino que, si hay que pagar por entrar, por lo menos exijo una alfombra roja para recibir a la gente o que atiendan como corresponde.

Para colmo de males, no había una mesa para atendernos. Tuvimos que meternos en un rincón cerca de un “penthouse” de arañas.

Al fin cuando encontramos una repugnante mesa (restos de comida) fuimos a buscar el ansiado alimento (No habían garzones, ni nada por el estilo. Y ya eran las 16 Hrs). Tuvimos que colocarnos en una larga fila para hacer los pedidos. Miramos a la distancia una pizarra que mostraba lo que se vendía. Anticuchos, empanadas, “sopaipas”, hamburguesas, papas fritas, eran unos de los variados productos vegetarianos que se “vendían”. Porque cuando nos tocó el turno de hacer nuestro pedido, ninguno de los alimentos que se promocionaban, estaban. Ya que, según ellos, los proveedores no habían llegado oportunamente con los productos a la fonda; de tal manera que lo único que se vendía de la larga lista eran unas empanadas de zapallo. Obligados a comprar. Para peor, valían $1.000. Un abuso.


Los humanos que administraban el local, perdieron el control de la situación. Y la gente, con su impaciencia, generó más de un conflicto.

Una de las personas que atendía los pedidos me desagradó profundamente. En primer lugar porque no era chileno. En segundo lugar porque era Coreano (No soy racista, sólo anticoreano). En tercer lugar, porque su pelo (teñido rubio, “planchado”), su tono de voz, sus gestos amanerados, sus zapatillas de niña pokemona, y su polera apretada, eran semejantes a los de muchos “hombres” de Yingo (“Arenito”). Y en cuarto lugar, lo más importante, por su nefasto servicio al público. En una palabra: Pésimo.

No quisiera hacer mayor referencia de la señora que recibía los dineros y entregaba los alimentos, porque su uña negra manifestaba su poca pulcritud.

Sin ganas de comer y luego de 2 hora 34 minutos de espera, nos dieron nuestro pedido.

La “cagada” de empanada, debo reconocerlo, estaba apetitosa. Pero no valió la pena pasar por todas estas humillaciones para llenar, en 1 cm, nuestros estómagos.


Debido a que se iba a realizar un bingo, para hacer más amena la estadía, nos pasaron un cartón de lotería. Yo, con mi poder sayayin, destrozo el boleto en dos partes. La desazón y la amargura de lo vivido en el lugar me hicieron realizar tal acto de salvajismo. Y, para peor, dicho cartón casi fue el ganador, si no fuera por que el número 81 nunca fue nombrado. O sino hubiera sido el mal de males.

Para finalizar, me gustaría citar a un filósofo de la antigua Grecia, César Ventura, quien nos dejó en su libro “El Dorán” un mensaje acerca de este tema. Leer con cautela y respeto. Les pido que lo reflexionen en familia y, al concluir la lectura, deberán comerse un macho cabrío y beber de su sangre.

Si los vegetarianos defienden tanto los derechos de los seres vivos. ¿Por qué prefieren amar más a los animales que a las personas? ¿Por qué prefieren alimentar a un perro vago, que a un niño que muere de hambre?” C. Ventura Versículo 2 al 3. Capítulo 5000.