martes, 29 de julio de 2014

Anécdotas: Francisco Vidal al teléfono


Amigos, sufro de un mal congénito: Siempre tengo sueño. Necesito dormir más de 10 horas diarias para que mis cinco sentidos estén en la plenitud de sus funciones.

Un día llegué al trabajo con una cara de sueño que fue imposible sacármela con una ducha de 30 minutos. La gente normalmente piensa que estoy enojado, pero NO, tengo sueño. Como buen trabajador inspirado en el proletario ruso -antes de producir- habitualmente me preparaba un pan con queso derretido en un hornito. Mientras se calentaba, leía la prensa en el computador. Y casi siempre me daba cuenta que estaba listo cuando alguien gritaba: “¡Algo se está quemandooooo!” Pan carbonizado; ese era mi día a día. Luego de comérmelo salía a respirar un poco de aire al patio y me daba tres vueltas de carnero en el pasto para relajarme. Al volver, tenía que llamar a unos amigos de Concepción que se paleteaban con noticias.

¿Qué tiene Conce? Me pregunta la editora. Sólo un accidente en el puente Llacolén -respondo con serenidad ¿Cómo está el mono?- me contrapregunta. No hay sangre, son mapuches desempleados, sólo está el auto destruido -digo con elocuencia. ¿Ah? ¿Y murieron?-consulta de forma airada. Sí- respondo. Ya, entonces es la nota que abre el noticiero- dice con convicción. 

Nunca entendí el criterio. Había unas veces que este tipo de notas no iban, y otras veces sí, pero en una síntesis nacional, y no como una de las noticias principales. Pero bueno, a la Fifa a preguntar.

Para hacer más interactiva las noticias había una sección de entrevistas que duraba como 10 minutos. Ese día todos los posibles invitados se habían caído. ¿La solución? Francisco Vidal; cuñero por antomasia, amigo de sus amigos, amigos de sus enemigos y amigo de la señora en su casa, símbolo de la izquierda renovada que ha “triunfado” gracias a las oportunidades del capitalismo. Él es Francisco Vidal, un hombre cuya relación con la tele se ha convertido en una enfermedad, en un amor clandestino e íntimo. En su vida cotidiana él es tal cual como se ve en los medios.     

-¿Aló? ¿hablo con Francisco Vidal?
- Sí, hueón ¿qué querí?
- Mi nombre es Alejandro Viovy y soy periodista de XXX y lo que quería invitar al programa XXX a las 20 horas en el estudio, en providencia XXX.
- Puta que me llamai temprano huevón, jaja. ¿Y a qué voy a ir a hueviar allá?
- Queremos analizar varios temas; la caída de Longueira, Bachelet y la nueva mayoría con el PC y  cómo ha sido el último año del gobierno de Piñera. Lo entrevistará Rayén Araya.
- Ah, es súper inteligente ella…dile que no me haga preguntas difíciles pos huevón, jaja.
- Ya, en su nombre se lo comento.
- Puta huevón, estoy haciendo clases ahora. Un gusto hablar contigo, ustedes me caen súper bien. Siempre le dan espacio a gente nueva ¿Este es tu número?
- No, es el número del canal.
- Ya, ¿Y es dónde siempre?
- Sí, en providencia XXX.
- Ya, hueón te dejo, de ahí hablamos.
- Ok, muchas gracias. Lo esperamos.

(17:00)
-Hola Don Francisco Vidal, soy Alejandro Viovy, periodista de XXX ¿Cómo está?
- Hola huevón, súper cansado, pero bien ¿Qué querí?
-No, sólo lo llamo para confirmar que hoy estará en el programa.
-Ah, sipo, ahí estaré. ¿Con la Rayén Araya cierto?
- Sí, con ella.
-Es bien entretenido el programa. Me gusta harto, mucho debate, eso le falta a la televisión chilena.
-Claro esa es la idea, hacer un buen periodismo. ¿Tiene clara la dirección?
-Sipo, donde mismo pos huevón. Ahí estaré, no te preocupes. Un abrazo
(Cuelga de forma abrupta)

(20:00)
A esa hora tenía que estar el entrevistado en el estudio. No está, y tampoco responde el celular.

(20:05)
Sigue sin responder el celular

(20:10)
-Hola Don Francisco Vidal, soy Alejandro Viovy periodista de XXX.
- Si sé hueón, si grabé tu teléfono, jaja. Voy llegando, estoy cerca.

(Nervios, tensión. Se cambia la pauta. La editora putea al cielo)

(20:20)
-Hola Alejandro, estoy perdido. Llegué a una oficina de un doctor, jaja. Da bien las indicaciones pos huevón.
- Pero si se las di.
- Puta la huevada, me equivoqué, ahora caché. Disculpa.

(Pegado en rating 0 hace 10 minutos con probabilidades de dar índices negativos por primera vez en la historia de la televisión chilena)

(Editora ya no encuentra más garabatos en su léxico para exclamar en su desesperación)

(20:30)
Llega Francisco Vidal. Lo maquillan flash.

(20:35)
Francisco Vidal entra al estudio.

(20:40)
El Rating sube misteriosamente a 2 puntos. Francisco Vidal la hizo de nuevo. Siempre la hace. Siempre. Un capo. Tiene al mundo en su mano. Francisco Vidal 2018.

lunes, 21 de julio de 2014

Poema a Scar Let




Me siento como en casa
Al escucharte cantar
Tu honestidad es una sonrisa
llena de bondad y complicidad

Los revolucionarios han vuelto cantando boleros
Pero tú lo bailas con el puño en alto
Pese a las contradicciones modernas
Tu abrazo nace de lo más profundo

Cómo nos cambia la vida compañera
Del campo a la ciudad
Del anarquismo a patio bellavista
De Miguel Enríquez a Marco Enríquez
De Kirberg a Víctor Pérez
De Galería a Oceáno 
De celular con teclas a Iphone 7
De la sopaipa a la chorrillana
De la T de cobre a la pastilla
De vino en caja a los martinnis 
Del pasto usach a la cannabis

El arbo campión, el popular: Es una ilusión
Un juego absurdo que llena el alma
Entre amigos y enemigos el cielo siempre será azul
Porque la vida continua más allá del horizonte

domingo, 13 de julio de 2014

Un sueño dentro de otro sueño



Lo que les voy a contar es algo que no me ocurre de manera cotidiana. Así que no se preocupen. Como en todos los sueños uno aparece en la mitad de la obra de teatro por la disposición arbitraria del inconsciente. La persona sólo recuerda los instantes finales; a veces angustiante, a veces placentero.

Tengo mucho calor, transpiro más que Hulk, pero tranquilo porque estoy de vacaciones. Estoy muy relajado, sin preocupaciones, ni redes sociales. La escena es la siguiente: Estoy acostado en una hamaca como si no existiera un mañana, tomando limonada en un paisaje natural conmovedor.

Sin embargo todo lentamente comienza a cambiar de forma muy extraña. El sol aumenta la intensidad de sus rayos catódicos. Mi piel inicia un proceso de evaporación. Me inquieto. A las distancia veo a dos mujeres besándose. Una estaba disfrazada de Gatúbela, con un traje muy ajustado, labios pintados de color pasión cuyas manchas dibujaban groseramente una pelota de tenis en el rostro de la otra mujer; la Mujer Maravilla. Me coloco mis anteojos para ver mejor y logro apreciar que es Mariana con Andrea. Me los saco, me los limpio, y me los pongo de nuevo y ahora son la Pepa con la Vale. Me los saco y desaparecen las mujeres.

Pasan 3 horas y continúo en la isla. Me quedo dormido en la hamaca y comienza otro sueño. Un sueño dentro de otro sueño. Aparezco en una discoteque villera con el Cris. Me dice que vayamos hacia unas luces rojas a hablar con unas niñas de mini falda. Me presento como escritor de alegrías cotidianas. Ella queda fascinada conmigo, pero yo no de ella. Sus pechos eran artificiales. A los minutos me entero que es alemana, y mi personalidad cambia completamente, me baja todo el leninismo que llevo adentro y la encaro. Ella me da una cachetada. Yo le digo que son 3 dólares y me los da. Con ese dinero invito al Cris a una sopaipilla en la esquina. Él se enferma, así que volvimos al hostal donde estábamos viviendo. La persona que atiende el hostal es Gabriel Boric. Me sorprende. Le pregunto acerca de la revolución. Me dice que fue exiliado. “¿Dónde estamos?"- le consulto. En Fuerte Apache me responde. Lo interrogo angustiado: “¿Y qué hago yo acá?” “Exiliado también, pos oye, ahuevonado”.

Caray ¿qué hago? ¿Qué haría Nietszche en mi lugar? Miro hacia atrás y el Cris se transforma en Karen. Ella me dice que nos vayamos a acostar porque tenía sueño. Le digo que sí, pero que no confundamos las cosas. Siempre hemos sido amigos y no sería cómodo que hiciéramos ahora el amor. La Karen paga por mi el hostal, y Boric me dice: “Suerte campeón, esto es gracias a la reforma tributaria”. En la pieza le comento todo lo que estoy viviendo a mi compañera. Cree que estoy loco, me dice que ella es real y que no es un sueño. Nos quedamos dormidos como Chavo del 8.

Tengo 70 años y sigo viviendo en Maipú. En una casa humilde, sin rejas, ni ante jardín. Para sorpresa mía, mi esposa es Jhendelyn Núñez. Miro mi antebrazo y tengo tatuado su nombre. Ya comenzó mal el sueño. Miro el otro antebrazo y tengo tatuado el Palo de Pinilla. Jhendelyn me dice que vayamos a dar una vuelta a la plaza. Caminamos muy lento, muy lento, a paso de tortuga, pero algo estaba mejor después de todo. La gente en el barrio estaba extremadamente feliz, muy contenta, como si la paz eterna de Kant hubiera llegado. Tras 5 horas de esfuerzo llegamos a la plaza y nos sentamos a tirarles migas de pan a unas palomas. En la plaza leo un letrero que dice: “Por fin llegamos al socialismo”. En ese momento me da un ataque al corazón, Jhendelyn me da respiración boca a boca para salvar mi vida: No lo logra. Muero. Aparezco en el sueño anterior y estoy tocándole los genitales a mi amiga. Ella toma un cuchillo y me mata. Retrocedo al sueño inicial.

Sigo acostado en la hamaca. Una vida de ensueño. La vida es puro ocio, pura vacación. No desperté nunca más. Y sigo en ese lugar hasta el día de hoy. Lo bueno es que hay Wi Fi.

viernes, 4 de julio de 2014

Poema a Karen

Te conocí en un chat erótico
Cuando hablabas de penas de amor
Pese a la distancia de nuestras vidas
Nos hicimos amigos con el correr del tiempo

Eres como el vino
Cuando intentas comer comino
El gimnasio hace efecto en tus fotos
y en la cantidad de “likes”

Conspicua letrada de buen corazón
Admiro tu valentía de viajera empedernida
Tu alma es libre
Como la paloma kantiana

Luchas por ser ABC1 cuando vives en Lampa
Derrotarás al capitalismo en parapente
Los números y el portugués caen tu mente
Para aproximar una vida de cliente

Ojitos de marihuanera
Cumplí un sueño gracias a ti
Agradecido por siempre
Te mereces el cielo y nunca sentir frío

martes, 1 de julio de 2014

Precarización laboral: Azafata piloto


2 de la mañana. En mi sueño aparecía Pinilla chuteando un tiro de supercampeón a la portería de Brasil en el minuto 120, pero antes que entrara el balón una turbulencia me despierta. Y recuerdo la triste realidad.

El bus con ala en el que viajaba se movía más que el Tagada de los típicos “Fantasilandias para pobres” que se instalan en los barrios populares. Mi vuelo original era LAN, pero por varias razones que no especificaré para no latearlos, me cambiaron a una compañía con menos recursos. Le tengo algo de miedo a la altura así que de inmediato me fijé en quienes serían los responsables de traerme con vida a Chile. Sólo habían tres personas: 1 piloto y 2 azafatas.

En LAN te explican por medio de un video interactivo cuáles son las medidas de seguridad. En esta línea aérea una de las azafatas hace una recreación estilo “Teatro de Chilevisión”. La azafata parece que no había pasado con buena nota este ramo porque estaba muerta de la risa mientras se colocaba los flotadores de emergencia.

Cuando pasó la turbulencia, todo estaba muy quieto, como si estuviéramos detenidos. En ese momento veo salir al capitán de la cabina de control. “Qué chucha” exclamó preocupado mi compañero de asiento. El capitán cierra la puerta y al instante ingresa una de las azafatas ¿a pilotear al avión? El capitán camina hacia la parte trasera de la nave y vuelve con un desodorante ambiental. Todo muy extraño. Finalmente entra al baño mirando hacia todos lados pensando que nadie lo miraba.

Estuvo cerca de 15 minutos adentro. Se formó una cola de al menos 3 personas que querían hacer sus necesidades básicas. El capitán no salía del baño. Un misterio.

Me comencé a impacientar. ¿Quién iría manejando el avión? ¿Existe un piloto automático? ¿O era la azafata? Al salir el capitán del baño toda la tripulación abordo se mató de la risa. El rostro del capitán se puso rojo. Caminó hacia la parte trasera del avión para dejar el desodorante ambiental en medio de comentarios irónicos de la gente. Lo que no fue gracioso fue el olor que salió al abrir la puerta del sanitario; una mezcla de plátano, flores y heces fecales.  

El capitán entra a la cabina, y al minuto, sale la azafata.

¿A qué voy con esto? La explotación laboral es tanto que las azafatas ahora deben conducir aviones.