jueves, 29 de mayo de 2014

Las secretarias


Las secretarias de periodismo Usach me eliminaron de Facebook; en un acto terrorista fríamente calculado previa organización y votación a mano alzada por el sindicato de secretarias. Fui el tema número 1 en la tabla de sus asambleas. Lo sentí como una acción desleal y a cara cubierta. Mancillaron mi orgullo, reputación y perjudicaron mi autoestima.

Hay una en particular que siempre me puteaba porque no inscribía bien los ramos o porque tenía que ir a llenar un formulario de corrección de notas puesto que los profes comúnmente las traspasaban mal y extrañamente me las bajaban. Era un show más o menos grande ya que el sistema público es medio catastrófico y lento, muy lento. Ahora que hago sinapsis, me acordé que una vez un “doctor” me puso un 1 en un ramo donde me saqué un 7. Al muy pelotudo se le olvidó colocarle una la línea horizontal al número.

Siendo objetivo, ellas no tienen razón de odiarme. Nunca les dije una mala palabra, ni menos me las jotié por el chat de Facebook. Lo que más lamento es que me borraron de la base de datos de ofertas de trabajos. Antes éstas llegaban a mi mail, y de un día para otro, nunca más. Aparentan ser muy cariñosas y cordiales, y su trabajo, por cierto, es bueno. Toda la comunidad universitaria las ama, pero yo no.  

Después del hecho propiamente tal, cuando nos hemos visto, ambas partes hemos sido bastante cínicos. 

En la universidad de Bello me ha pasado todo lo contrario. A la señora la he lesionado mucho más, pero su buena actitud y eficiencia me han sorprendido gratamente. Lo mismo puedo decir de las secretarias que trabajan en educación de la ex UTE. Cada vez que salgo de su oficina mi reflexión es: “No existen mujeres más amables que ellas”.

En el primer canal de Chile había una secretaria que me caía mal y dos bien. Las que me caen bien tienen mi edad, así que ningún problema, y un par de veces salimos de fiesta. Simpáticas y buena onda, aunque una de ellas era re copuchenta, siii.

Debo confesar que cada que me enfrento a una, temo y me pongo nervioso. No sé por qué. Me siento como en una disertación de 4° básico, en donde prefiero leer el papelógrafo o aprenderme el discurso de memoria antes que explicarlo con mi bajo nivel de vocabulario. Tengo un trauma con las secretarias. Estaría dispuesto a hacerme una regresión para sanar estar herida.

viernes, 23 de mayo de 2014

Globo Vegano




La siguiente historia le pasó a un amigo de un amigo. Es un relato ficticio basado en hechos de la vida real.

Sonó como si un globo revantara. Me asusté. Pensé que era el fin. Recordé en un flashback estos 3 años, y mi conclusión era categórica: Me equivoqué. Cerré mis ojos, la abracé y dormí en una tensa calma, imaginando el peor desastre de mi vida.

Al despertar llamé al maldito hippie vendedor de globos veganos para exigirle una explicación. Se excusó: “Usted, no leyó las instrucciones. Tiene un 100% de efectividad. Cualquier cosa, vaya al Sernac Financiero”. Así fue de tajante. Quedé marcando ocupado. Quería que la tierra me tragara. La ética de mi vida caía de manera libre por un precipicio infinito.

Ella es venezolana, anti marxista confesa y escritora de profesión. El realismo mágico es su especialidad, su pasión, su hobby, su vida. Y pasó lo que preveía. Mientras jugaba PES en mi casa con un vecino 10 años menor, el teléfono sonó. Era ella. Contesté con cierta intranquilidad. No les voy a comentar lo que me dijo, pero yo le respondí con un seguro y convincente: “Aborta”. Una palabra que marcó un antes y un después; la relación nunca volvió a ser la misma. 

Al otro día, hice una manda. Volví a ser católico, y me fui de rodillas al templo votivo de Maipú. “Un milagro, es lo único que necesito, de aquí para adelante obraré para el bien, colocando la otra mejilla cuando haya que colocarla”. Mi desesperación era tal, que no sabía dónde esconderme. Y se me ocurrió lo peor: Buscar ayuda en google. Me pasé mil rollos.

Le escribí un mail a la venezolana para decirle que fuéramos al extranjero para "hacerla más piola". Aceptó, y aprovechó de contarme otra verdad; eran trillizos. Caray, se me vino todo el remordimiento encima. ¿Seré un asesino? Al día siguiente, viajamos a Uruguay. A mi familia le inventé que me había ganado un premio para justificar mi ausencia (tengo buena suerte así que fui creíble).

En el país de Mujica la venezolana se confesó y por fin fue sincera: “Ya no te amo. Estoy casada con un Indio que es Ingeniero Comercial. Yo no vuelvo a Chile, me voy a Canadá para estar con él. Tú eres un idiota, aunque follas bien.” Quedé para adentro. Le escribí por Whatsapp a la Vale Rojo para contarle mi drama, y rio. Pensó que era otra de mis bromas. 

La venezolana ingresó a pabellón, y aproveché de visitar a un hermano marista para que me diera algunos consejos. Estuvimos mucho rato conversando de fútbol; de Peñarol y el Maracanazo. Luego me dio indicaciones para que no me contagiara de Toxocara. Al parecer tenía alzheimer.

Decidí después encontrarme con un amigo del Partido Humanista Uruguayo, pero al llegar a su hogar, sólo encontré un mágico papel con una frase escrita con lápiz bic número 2: “Alejandro sigue tu instinto”. Esa frase me cambió la vida.

Llamé a la venezolana y aún no terminaba la operación. Nos estábamos quedando en una casa de couchsurfing-por razones monetarias- con una mujer de 35 años que trabajaba en un banco con un gato amarillo como ícono publicitario. Al llegar a ahí, me fui directamente a conectarme a la matrix. Al despertar estaba haciendo el amor con esta mujer. No sé en qué momento pasó. Al otro día tomamos desayuno como un matrimonio. Comimos pan con palta.

La madre de mis hijos que no llegaron a nacer me llama a mi celular y me dice que todo salió bien. Nunca más nos vimos. La eliminé de Facebook, twitter, Linkedin, MSN, chat de Gmail y whatsaap.

sábado, 3 de mayo de 2014

Una historia por párrafo



Una coreana escritora me entrevistó hace un par de días. Ella recorre el mundo desde el 2011 y el gobierno de su país junto a una multinacional (no lo diré para no darle publicidad) le financian sus libros. Quizás estuve frente a una eminencia mundial y no la valoré como tal. Para que lleve una vida así, debe ser una “capa” de las letras.

Creo que cada vez estoy odiando más al mundo, las lecturas del magíster me están haciendo mal. A veces me dan ganas de hacer atentados. Mi papá me dice que no estudie más de lo necesario. El problema que veo es que cuando busque un trabajo “normal” las contradicciones de la modernidad con mis pensamientos y emociones serán tan gigantescas que caeré en el nihilismo.

Con los amigos que me hice en los Odesur nos seguimos juntando. En los grupos de personas siempre hay dos que se distancian y arman sus propias conversaciones, se juntan antes que el resto o planifican encuentros en solitario, y lo colectivo se torna una excusa para verse. Esto lo percibo entre Kevin Silva (el de verdad) y Andrea.

“Me saqué un 4 porque mi mamá no me ayudó en la tarea”. Estas son palabras de La Anto en contra de su madre. Su madre es la Pepa, mi mejor amiga, y a la quien siempre me he querido follar. Bueno, la Pepa es de Conchalí, es de izquierda, le gusta Anita Tijoux y Manuel García. Estudia métodos de contracultura y todo lo que involucre revolución. Ahora trabaja para una clínica. Se siente inconsecuente, y sólo lo hace por el dinero. ¿A qué voy con esto? A que no se endeuden innecesariamente. 

Aprovecho de hacer un llamado público y "abierto" a disminuir los deseos. Si se disminuyen, se reduce el sufrimiento. Lo único que se necesita es buena disposición; el resto llega sólo.

Tengo acceso a la cantidad de visitas de cada entrada que se escribe acá. Cuando escribo poemas, las visitas se quintuplican. ¿Actúo según el mercado? ¿Es lo que quieren leer?