viernes, 23 de mayo de 2014

Globo Vegano




La siguiente historia le pasó a un amigo de un amigo. Es un relato ficticio basado en hechos de la vida real.

Sonó como si un globo revantara. Me asusté. Pensé que era el fin. Recordé en un flashback estos 3 años, y mi conclusión era categórica: Me equivoqué. Cerré mis ojos, la abracé y dormí en una tensa calma, imaginando el peor desastre de mi vida.

Al despertar llamé al maldito hippie vendedor de globos veganos para exigirle una explicación. Se excusó: “Usted, no leyó las instrucciones. Tiene un 100% de efectividad. Cualquier cosa, vaya al Sernac Financiero”. Así fue de tajante. Quedé marcando ocupado. Quería que la tierra me tragara. La ética de mi vida caía de manera libre por un precipicio infinito.

Ella es venezolana, anti marxista confesa y escritora de profesión. El realismo mágico es su especialidad, su pasión, su hobby, su vida. Y pasó lo que preveía. Mientras jugaba PES en mi casa con un vecino 10 años menor, el teléfono sonó. Era ella. Contesté con cierta intranquilidad. No les voy a comentar lo que me dijo, pero yo le respondí con un seguro y convincente: “Aborta”. Una palabra que marcó un antes y un después; la relación nunca volvió a ser la misma. 

Al otro día, hice una manda. Volví a ser católico, y me fui de rodillas al templo votivo de Maipú. “Un milagro, es lo único que necesito, de aquí para adelante obraré para el bien, colocando la otra mejilla cuando haya que colocarla”. Mi desesperación era tal, que no sabía dónde esconderme. Y se me ocurrió lo peor: Buscar ayuda en google. Me pasé mil rollos.

Le escribí un mail a la venezolana para decirle que fuéramos al extranjero para "hacerla más piola". Aceptó, y aprovechó de contarme otra verdad; eran trillizos. Caray, se me vino todo el remordimiento encima. ¿Seré un asesino? Al día siguiente, viajamos a Uruguay. A mi familia le inventé que me había ganado un premio para justificar mi ausencia (tengo buena suerte así que fui creíble).

En el país de Mujica la venezolana se confesó y por fin fue sincera: “Ya no te amo. Estoy casada con un Indio que es Ingeniero Comercial. Yo no vuelvo a Chile, me voy a Canadá para estar con él. Tú eres un idiota, aunque follas bien.” Quedé para adentro. Le escribí por Whatsapp a la Vale Rojo para contarle mi drama, y rio. Pensó que era otra de mis bromas. 

La venezolana ingresó a pabellón, y aproveché de visitar a un hermano marista para que me diera algunos consejos. Estuvimos mucho rato conversando de fútbol; de Peñarol y el Maracanazo. Luego me dio indicaciones para que no me contagiara de Toxocara. Al parecer tenía alzheimer.

Decidí después encontrarme con un amigo del Partido Humanista Uruguayo, pero al llegar a su hogar, sólo encontré un mágico papel con una frase escrita con lápiz bic número 2: “Alejandro sigue tu instinto”. Esa frase me cambió la vida.

Llamé a la venezolana y aún no terminaba la operación. Nos estábamos quedando en una casa de couchsurfing-por razones monetarias- con una mujer de 35 años que trabajaba en un banco con un gato amarillo como ícono publicitario. Al llegar a ahí, me fui directamente a conectarme a la matrix. Al despertar estaba haciendo el amor con esta mujer. No sé en qué momento pasó. Al otro día tomamos desayuno como un matrimonio. Comimos pan con palta.

La madre de mis hijos que no llegaron a nacer me llama a mi celular y me dice que todo salió bien. Nunca más nos vimos. La eliminé de Facebook, twitter, Linkedin, MSN, chat de Gmail y whatsaap.

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