viernes, 28 de marzo de 2014

Las distancias


4 horas, 33 minutos y 10 segundos me demoraría en llegar caminando a la casa de Mariana. Santiago crece cada vez de manera más desproporcionada, con sobreabundancia de ciudadanos, con poca conectividad, con universidades que lucran, con más malls que bibliotecas, con carencia de espacios públicos y con habitantes que con el tiempo han ido adoptando conductas de rebaño. ¿Estamos cerca de una catástrofe?

Uno de mis hobbys es hacer amigos viajeros puesto que con ellos puedo sentir y percibir lo cotidiano desde la novedad y lo extraño. Todos, exactamente todos, me dicen que Santiago es la ciudad más ordenada de Latinoamérica y que feliz vivirían aquí.  What’s?

Según mi última consulta ciudadana, en el marco de un proyecto Fondeviovy, la mayoría de las personas se demoran 1 hora en llegar al trabajo. O sea, al día, por lo menos, pasan 2 horas trasladándose. #Indigno

Para llegar desde mi casa hasta la plaza de Maipú son 40 minutos, y hasta la casa del Cris es casi 1 hora. ¿¡Cómo tanto si estoy en la misma comuna!? #Porlarechachu

La publicidad ofrece autos porque con ellos supuestamente obtendrás rapidez, elegancia, status y sexualidad. A simple vista sería un negocio efectivo y práctico, pero en la realidad no lo es. En la capital hay una plaga de vehículos (y de otras estupideces), tanto así que parecemos termitas sobre una astilla. Un conflicto que fue creado y pensado por unos pocos, y que en el día a día afecta a la única gran mayoría: Los “nadies” de Eduardo Galeano, los que sueñan con salir de pobres,  los que no tienen nombre, pero que sí son identificados en números.

Las distancias son aberrantes y lo peor es que esto va creciendo exponencialmente. La distancia provoca aislamiento y robotización. Nuestra emocionalidad se evapora como el agua en el desierto, y la ira colma nuestros corazones como una conexión eléctrica hechiza. 

En la "cromi", el amigo que va tan casando como yo se disputa un asiento conmigo, transformándose en un enemigo repudiable. La distancia segrega, aleja, crea guetos, desarticula la fraternidad y uniformiza. Como diría Jorge Sampaoli: “Hay que acortar el equipo”. Tenemos que reencontrarnos, volver a sonreír y a mirarnos a los ojos. Hay que acercarse…no cuesta nada dar un abrazo.

Y para finalizar quisiera decir que el frío no me gusta y que poco a poco iré odiando la 506.

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