viernes, 22 de junio de 2012

Simplemente C


(Tras esta imagen, llegué a escribir a mi casa)


Me causa mucho temor, angustia y desazón cuando la Claudia me escribe un MAIL CON MAYÚSCULAS y peor aún si esas mayúsculas van subrayadas con negrita y con color rojo. Me imagino su rostro enfurecido con su mano derecha empuñada golpeando la mesa, mientras me dice con una voz entre coqueta, dulce y dictatorial que he cometido un error.

Me pasan dos cosas con Claudia: Admiración y miedo. Me cae bien, me cuenta de su vida y pela a gente que conocemos en común. Fuentes amigas primarias me han comentado que me pela, pero no me importa porque yo hago lo mismo. Ella me pela con mis amigos y yo con los mismos amigos. En realidad, no me quejo de lo que habla de mí a mis espaldas porque me alaga. Yo también la alago, pero soy más crítico con su forma de ser.

¿Qué hubiese pasado si Claudia y yo tuviéramos la misma edad? ¿Seríamos pareja? ¿Seríamos amigos? ¿Seríamos de esas amistades asexuadas entre un hombre y una mujer? No sé, pero lo he pensado más de una vez. No es que me gustaría tener un vínculo más estrecho con ella, pero de que hay algo, lo hay. Con respecto a ese algo, no es más que una relación de cercanía y amistad. Es algo que no debió por qué ocurrir, pero ocurrió.

A veces Claudia despierta con el pie izquierdo: Habla más rápido que periodista deportivo y anda más estresada que monja con atraso.

Eso sí, no me gusta que me diga: “Huevon”. Huevón para arriba, huevón para abajo. Claudia, yo no soy huevón. Cuando le hablo soy muy inseguro. Siento que me va a gritonear con o sin argumento. En el momento que intento hilvanar algo coherente en la conexión de mi hemisferio izquierdo del cerebro con mi lengua, ella me mira profundamente con sus ojos acaramelados bloqueando toda idea y pensamiento, dejándome en ridículo. Claudia no se da cuenta de esto. Por eso dejo que ella hable y hable. Prefiero escucharla. Es inteligente.

Me marea eso sí. A veces me habla mucho y no puedo concentrarme en su discurso. Mi mente vuela pasando por todas mis preocupaciones adolescentes, desde el trasero de Virginia Reginatto hasta pensar en la formación titular de Chile para el mundial 2014. Cuando vuelvo a la realidad-un proceso de 3 minutos- recuerdo que no entendí absolutamente nada de lo que me dijo y que si quiero entender lo siguiente debí haber comprendido lo anterior.

Todos los días se aprende algo nuevo.

1 comentario:

Marcela dijo...

Estimado contertulio:
No me queda claro si quiso negar o explicitar la atracción carnal que siente su cerebro palpitante y resto de anatomía por C, pero de que la sufre -ojo, la sufre-, no hay duda de aquello.
Le recomiendo que no sea tan pollo, porque a C le agrada la gente ondera pará en la hilacha. Y eso aplica tanto a hombres como a mujeres. Es más, a mí me ve como cabra medio ahueoná. Qué lata, cambio y fuera!