El
fin de semana unas amigas me comentaron que fueron a una despedida de soltera.
Eran 28 mujeres que pagaron con la beca Junaeb para ser satisfechas por dos
vedetos en una sala de cinco metros de ancho por dos de largo. Fueron 4 horas
ininterrumpidas e inolvidables para una de ellas, la que me confesó que cada
vez que se come un helado cola de tigre en la 401 se acuerda de este
evento. La sonrisa no se la saca nadie.
Uno
de los vedetos era de raza aria. Según me comentaron las fuentes este joven pertenece
a una rancia aristocracia inglesa, maneja un perfecto francés y un español
nivel intermedio tirado para bajo. Además posee un postgrado en turismo de la
universidad de Oxford y un curso de dramaturgia impartido en el GAM. El otro es de raza africana. En Nueva Zelanda trabajó
como burro de carga para una empresa minera, y antes en Australia se desempeñó
como gásfiter ganando 50 dólares la hora. Cursó hasta tercero de humanidades en
el Congo y lo único que conocía previo a llegar a Chile eran las canciones de
Claudio Narea con Profetas y Frenéticos.
Lo
más les gustó a mis amigas es que el vedeto ario tenía el pene morado. Según
una de ellas, la que tiene más experiencia en este rubro internacional, sus
medidas sobrepasaban los 30 centímetros de largo sin erección. Al llegar a mi
casa, tomé una regla, y quise compararme. Me supera en 29 centímetros. ¿No será
demasiado?
El
vedeto de pene morado se acercó moviendo su pelvis a una de mis amigas más
tímidas y le hizo el ademan para que se lo metiera a la boca. Ella se asustó y
se escondió bajo la mesa.
Una
de las 28 chicas (no amiga mía) se montó sobre el vedeto de raza africana y
hasta el pasado sábado no le ha llegado la ruler. El problema es que ella es
pareja de una persona pública y no puede fingir que va a ser hijo de él porque
saldrá de piel achocolatada.
Mis
amigas me mostraron un par de fotos y reí extrañado. En ese minuto pensé para
mis adentros ¿En qué momento de la historia humana se inventó este tipo de
actividades sociales? ¿Qué ocurrió en los sujetos para que esto sucediera? Fui
a la biblioteca a buscar la respuesta y me quedé pegado leyendo a Barrabases. Tenía
la intención de escribir un ensayo al respecto, tomando como referencia el
feminismo de Simone de Beauvoir, y terminé redactando esto porque a mi
impresora se le acabó la tinta.
A
diferencia de mis otras amigas, la amiga tímida me susurro al oído que no le gustó
el vedeto con pene morado, ya que lo encontró asqueroso y sucio. “Sus
dimensiones son muy grandes, me podría atravesar” contó sonrojada. Mi amiga
tímida es de tamaño pequeño. Un amigo oriundo de Noviciado le dijo que ella era
del porte del pene morado. Todos rieron.
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