(Esta es mi foto de perfil en Facebook)
Tengo
un amigo inglés que me comentó de una aplicación de celulares que se llama
Tinder, y que con sólo colocar un “me gusta” a las fotos de perfil de niñas
atractivas se puede acordar una cita con ellas en el mundo real.
Mi
intención era sólo hacer un diagnóstico sociológico neo marxista del tipo de
musas que interactúan por esta red social. Sólo eso; analizar sus gestos,
miradas, posturas y visiones de mundo. Obviamente no le dije a mi polola de
esto, porque se iba a poner celosa y aún no comprende que las amigas son amigas
y no simples meretrices. Por esa mentalidad conservadora inspirada en un colectivo
pastfeminista opté por mentirle, diciéndole que iba a ir al estadio a ver un
partido de fútbol.
Bueno,
la cosa es que con la chica Tinder nos íbamos a juntar en el metro Plaza de
Armas porque se me ocurrió el brillante panorama de ir a tirarles migas de pan
a las palomas. Ella no lo sabía, era una sorpresa. Quizás para ella no era tan
agradable, pero para mí este espacio público es un ambiente propicio para
conocer a una persona y así analizar qué tan apegado está la gente a sus
necesidades, además de aprovechar el momento para hacerme un auto diagnóstico con
intenciones reveladoras del sentido.
La
junta era a las 16 horas y a las 17 horas la chica en cuestión aún no llegaba,
y como mi celular es prepago, y Claro me congela los minutos por no ocuparlos,
estaba incomunicado. A las 17:30 veo su silueta caminar. Su nombre es Andrea
Paz. Digo su nombre públicamente debido a que hice el trámite de las
liberatorias; aceptada por ambas partes y firmada por el tercer juzgado de
policía local de Maipú. Tío Emilio sólo debes aprender de mí en temas de
televisión.
Lo
primero que me dice es que no me parezco al Guasón. Afirmación que exclamó con
desazón puesto que supuestamente la foto de perfil de Tinder es una imagen real
de mi físico. Se llevó una gran decepción. Todo partió mal. Me bajó el autoestima
y me miró como si fuera una alpargata. Con el fin de arreglar la incómoda
situación hice como que veía el celular en búsqueda de una red wifi libre para
cambiar rápidamente el nefasto plan de visitar las palomas de la Plaza de
Armas.
(Claro
de mierda, cuánto te odio, me robaste 20 lucas)
Cuando
subíamos las escaleras, sin emitir sonidos comunicativos, se me iluminó la
ampolleta del mate. Le dije: “Vamos a conocer el ex congreso nacional, te tengo
un regalo”. No tenía idea qué diablos había,
pero siempre hay charlas y esas cosas, y para salir del apuro, personifiqué a
un hombre ficticio con una personalidad súper cósmica y varonil.
Entramos
al Ex Congreso y veo a la mejor amiga de mi polola. Ella no me ve, pero yo sí. “Chucha
¿qué hago?”, exclamé como el Lennin soviético. Caminé rápido y me metí al
primer salón que encontré: Un seminario del deporte paralímpico. Ahí nos
quedamos un buen rato. Mi corazón latía a mil por hora. A Andrea le gusta el
deporte por lo que hubo mucha química. La relación anduvo bien hasta que me dieron
ganas de ir a hacer pipí. Como me aguanté mucho partí corriendo al baño; me
tropecé con la alfombra, caí al suelo y mis anteojos salieron disparados por el
cielo. Sin embargo lo doloroso no fue el golpe. Cuando llegué al baño me
percaté que me había orinado en mis pantalones. Se me ocurrió la genial idea de
tirarme agua sobre estos para inventar la mula que la llave del baño se rompió
y chorreó agua por todos lados.
Al
regresar la chica estaba afuera del salón con una cara de tres metros. Antes de
hablarnos apareció el diputado democratacristiano Pablo Lorenzini en la entrada
del salón. Y se nos acerca con cara de acertijo. ¿Qué huevada están haciendo
acá?- pregunta con un tono de comedia griega. “Nada, es un seminario del
deporte paralímpico”. Jajaja-ríe. Váyanse mejor al debate de la reforma
tributaria, ahí están las lucas, está que arde, la conchasumadre- gesticula con
las manos mientras pasaba Pepe Auth sin su gorro de vaquero.
Partimos
con el diputado a la discusión de la reforma tributaria a cachar el mote. Lo
siento, ya no puedo seguir escribiendo. Manejo información privilegiada y si la
manifiesto, Patria y Libertad atentará contra mi vida.
(Todo
esto sucedió el día anterior al estallido de una bomba en el metro escuela
militar en septiembre del 2014)
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