miércoles, 10 de septiembre de 2014

Mi primera experiencia en Tinder

(Esta es mi foto de perfil en Facebook)


Tengo un amigo inglés que me comentó de una aplicación de celulares que se llama Tinder, y que con sólo colocar un “me gusta” a las fotos de perfil de niñas atractivas se puede acordar una cita con ellas en el mundo real.

Mi intención era sólo hacer un diagnóstico sociológico neo marxista del tipo de musas que interactúan por esta red social. Sólo eso; analizar sus gestos, miradas, posturas y visiones de mundo. Obviamente no le dije a mi polola de esto, porque se iba a poner celosa y aún no comprende que las amigas son amigas y no simples meretrices. Por esa mentalidad conservadora inspirada en un colectivo pastfeminista opté por mentirle, diciéndole que iba a ir al estadio a ver un partido de fútbol.

Bueno, la cosa es que con la chica Tinder nos íbamos a juntar en el metro Plaza de Armas porque se me ocurrió el brillante panorama de ir a tirarles migas de pan a las palomas. Ella no lo sabía, era una sorpresa. Quizás para ella no era tan agradable, pero para mí este espacio público es un ambiente propicio para conocer a una persona y así analizar qué tan apegado está la gente a sus necesidades, además de aprovechar el momento para hacerme un auto diagnóstico con intenciones reveladoras del sentido.

La junta era a las 16 horas y a las 17 horas la chica en cuestión aún no llegaba, y como mi celular es prepago, y Claro me congela los minutos por no ocuparlos, estaba incomunicado. A las 17:30 veo su silueta caminar. Su nombre es Andrea Paz. Digo su nombre públicamente debido a que hice el trámite de las liberatorias; aceptada por ambas partes y firmada por el tercer juzgado de policía local de Maipú. Tío Emilio sólo debes aprender de mí en temas de televisión.

Lo primero que me dice es que no me parezco al Guasón. Afirmación que exclamó con desazón puesto que supuestamente la foto de perfil de Tinder es una imagen real de mi físico. Se llevó una gran decepción. Todo partió mal. Me bajó el autoestima y me miró como si fuera una alpargata. Con el fin de arreglar la incómoda situación hice como que veía el celular en búsqueda de una red wifi libre para cambiar rápidamente el nefasto plan de visitar las palomas de la Plaza de Armas.

(Claro de mierda, cuánto te odio, me robaste 20 lucas)

Cuando subíamos las escaleras, sin emitir sonidos comunicativos, se me iluminó la ampolleta del mate. Le dije: “Vamos a conocer el ex congreso nacional, te tengo un  regalo”. No tenía idea qué diablos había, pero siempre hay charlas y esas cosas, y para salir del apuro, personifiqué a un hombre ficticio con una personalidad súper cósmica y varonil.

Entramos al Ex Congreso y veo a la mejor amiga de mi polola. Ella no me ve, pero yo sí. “Chucha ¿qué hago?”, exclamé como el Lennin soviético. Caminé rápido y me metí al primer salón que encontré: Un seminario del deporte paralímpico. Ahí nos quedamos un buen rato. Mi corazón latía a mil por hora. A Andrea le gusta el deporte por lo que hubo mucha química. La relación anduvo bien hasta que me dieron ganas de ir a hacer pipí. Como me aguanté mucho partí corriendo al baño; me tropecé con la alfombra, caí al suelo y mis anteojos salieron disparados por el cielo. Sin embargo lo doloroso no fue el golpe. Cuando llegué al baño me percaté que me había orinado en mis pantalones. Se me ocurrió la genial idea de tirarme agua sobre estos para inventar la mula que la llave del baño se rompió y chorreó agua por todos lados. 

Al regresar la chica estaba afuera del salón con una cara de tres metros. Antes de hablarnos apareció el diputado democratacristiano Pablo Lorenzini en la entrada del salón. Y se nos acerca con cara de acertijo. ¿Qué huevada están haciendo acá?- pregunta con un tono de comedia griega. “Nada, es un seminario del deporte paralímpico”. Jajaja-ríe. Váyanse mejor al debate de la reforma tributaria, ahí están las lucas, está que arde, la conchasumadre- gesticula con las manos mientras pasaba Pepe Auth sin su gorro de vaquero.

Partimos con el diputado a la discusión de la reforma tributaria a cachar el mote. Lo siento, ya no puedo seguir escribiendo. Manejo información privilegiada y si la manifiesto, Patria y Libertad atentará contra mi vida.


(Todo esto sucedió el día anterior al estallido de una bomba en el metro escuela militar en septiembre del 2014)

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