Amigos, ha pasado mucha leña bajo el puente y estoy aquí de vuelta. He vivido semanas difíciles, pero no les quiero contar de eso. A lo mejor más adelante. Lo rescatable es que es posible que sea candidato a concejal por Maipú (Quiero saber sus opiniones). Lo contradictorio es que nunca he ejercido un cargo "político" en las organizaciones que he estado. Mi mayor logro es que fui elegido para borrar la pizarra en el colegio. Pero así, también, he promovido el emprendimiento (como el presi) de medios de comunicación desde pequeño hasta ahora. Sin que nadie me obligara, sino por iniciativa propia para lograr lo que el político también quería: Reírse de la gente.
Mis debilidades son que tengo carencia de un buen hablamiento y discurso. No soy político. Pierdo debates con mis compañeros, con la señora en la micro, y con el empresario, es decir, pierdo con todos. Pero tengo algo a favor, que se integran cerca de 4 millones de electores nuevos. Ellos votarán por alguien distinto, y yo, soy distinto, no por mis cualidades, sino por mis debilidades.
No me postularía para tener el poder de mandar. Ni para ponerlo en el curriculum, ni la descripción de Twitter (aunque igual me sirve para que las niñas se enamoren de mi). La parte de mi cerebro que establece mis aptitudes de liderazgo (el prepucio) considera que ordenando bien los elementos que existan (y que ellos mismo elijan el lugar donde quieran estar) se logra el éxito. Que los integrantes sean felices ejerciendo su función. Pero alguien por ahí me dirá: ¿Siendo concejal no lograrás nada de lo que piensas? Y le encuentro razón, pero tendré la vitrina para dar un mensaje alegre, contra los poderes fácticos, aprovechando las herramientas web.
Para esto escogeré a un equipo multidisciplinario que me ayude a pasarlo bien en el proceso de campaña. Eso amigos, nos vemos en una próxima edición.
¿Votarían por mí? Si yo fuera yo, no. Pero si fuera tú, tampoco. Sin embargo si fuera la persona que más cerca está de ti, sí. Espero sus comentarios.
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