La siguiente historia le pasó a un amigo de un amigo. Es un relato ficticio
basado en hechos de la vida real.
Sonó como si un globo revantara. Me asusté. Pensé que era el fin. Recordé en
un flashback estos 3 años, y mi conclusión era categórica: Me equivoqué. Cerré
mis ojos, la abracé y dormí en una tensa calma, imaginando el peor desastre de
mi vida.
Al despertar llamé al maldito hippie vendedor de globos veganos para
exigirle una explicación. Se excusó: “Usted, no leyó las instrucciones. Tiene
un 100% de efectividad. Cualquier cosa, vaya al Sernac Financiero”. Así fue de
tajante. Quedé marcando ocupado. Quería que la tierra me tragara. La ética de
mi vida caía de manera libre por un precipicio infinito.
Ella es venezolana, anti marxista confesa y escritora de profesión. El realismo
mágico es su especialidad, su pasión, su hobby, su vida. Y pasó lo que preveía.
Mientras jugaba PES en mi casa con un vecino 10 años menor, el teléfono sonó.
Era ella. Contesté con cierta intranquilidad. No les voy a comentar lo que me
dijo, pero yo le respondí con un seguro y convincente: “Aborta”. Una palabra
que marcó un antes y un después; la relación nunca volvió a ser la misma.
Al otro día, hice una manda. Volví a ser católico, y me fui de rodillas al
templo votivo de Maipú. “Un milagro, es lo único que necesito, de aquí para
adelante obraré para el bien, colocando la otra
mejilla cuando haya que colocarla”. Mi desesperación era tal, que no sabía
dónde esconderme. Y se me ocurrió lo peor: Buscar ayuda en google. Me pasé mil
rollos.
Le escribí un mail a la venezolana para decirle que fuéramos al extranjero para "hacerla más piola". Aceptó, y aprovechó de contarme otra
verdad; eran trillizos. Caray, se me vino todo el remordimiento encima. ¿Seré
un asesino? Al día siguiente, viajamos a Uruguay. A mi familia le inventé que
me había ganado un premio para justificar mi ausencia (tengo buena suerte así que fui creíble).
En el país de Mujica la venezolana se confesó y por fin fue sincera: “Ya no te
amo. Estoy casada con un Indio que es Ingeniero Comercial. Yo no vuelvo a
Chile, me voy a Canadá para estar con él. Tú eres un idiota, aunque follas
bien.” Quedé para adentro. Le escribí por Whatsapp a la Vale Rojo para contarle mi
drama, y rio. Pensó que era otra de mis bromas.
La venezolana ingresó a pabellón, y aproveché de visitar a un hermano
marista para que me diera algunos consejos. Estuvimos mucho rato conversando de
fútbol; de Peñarol y el Maracanazo. Luego me dio indicaciones para que no me contagiara de Toxocara. Al parecer tenía alzheimer.
Decidí después encontrarme con un amigo del Partido Humanista Uruguayo, pero
al llegar a su hogar, sólo encontré un mágico papel con una frase escrita con
lápiz bic número 2: “Alejandro sigue tu instinto”. Esa frase me cambió la vida.
Llamé a la venezolana y aún no terminaba la operación. Nos estábamos
quedando en una casa de couchsurfing-por razones monetarias- con una mujer de
35 años que trabajaba en un banco con un gato amarillo como ícono publicitario.
Al llegar a ahí, me fui directamente a conectarme a la matrix. Al
despertar estaba haciendo el amor con esta mujer. No sé en qué momento pasó. Al
otro día tomamos desayuno como un matrimonio. Comimos pan con
palta.
La madre de mis hijos que no llegaron a nacer me llama a mi celular y me dice que todo salió bien. Nunca
más nos vimos. La eliminé de Facebook, twitter, Linkedin, MSN, chat de Gmail y
whatsaap.
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