De manera muy pedagógica e instructiva daré a conocer al universo de cómo viví el terremoto que cambió el eje de la tierra en 8 cms (medida igual al miembro de Salvador Allende).
27 de Febrero: “Pensé que era el fin del mundo”
Eran cerca de las 1 AM cuando decidí apagar el notebook. Retiré mis anteojos, y los dejé sobre el notebook en el mueble al lado de mi cama. Paradójicamente prendí la TV para mirar el Festival de Viña del Mar (la miopía me impide ver figuras nítidas). Sin embargo, de igual modo aprecié manchones. Lo último que escuché fue a Camiroaga dar como ganador a Argentina en la competencia folklórica. El público abucheó, y el cantante agradeció emocionadamente a la gente, saludando a Víctor Jara. Apreté “power” (el único botón que funciona del control remoto), cerré los ojos. Di gracias a Dios, y pensé en todos los problemas que tenía que solucionar cuando despertara.
Dos horas más tarde mi pieza comenzó a moverse. Internamente dije: “Va a parar pronto, es un temblorcillo”. Mi padre gritó: “¡Está temblando!”. Yo le dije: “¡Quédate callado!”. Mi progenitor bajó al primer piso. El movimiento paulatinamente incrementaba con movimientos horizontales y verticales. En ese momento mi inconsciente manifestó preocupación: “pucha me voy a tener que levantar y poner mi pellejo bajo la puerta”. Y ahí comenzó a “quedar la cagada” como diría Juan Andrés Salfate. Abracé a mi madre, y dije: “Esto llegó a su fin, los mayas se equivocaron, el acabo de mundo es ahora”. En ese momento la puerta cerró con toda su furia sobre mi dedo meñique y me lo aplastó. Mi corazón latía cada vez más fuerte. Todo caía, todo se levantaba, todo se movía. Ruidos inimaginables de destrucción, y la luz se extinguía. Pensaba que por lo menos iba a morir en manos de mi madre.
Pasó todo. Y dije: “Dios, estoy vivo, gracias”. Corrí a buscar mis anteojos, mi pieza era un desastre, algo no habitual. El mueble aledaño cayó y por ende todo se desplomó sobre mis anteojos. No los encontraba, me inquieté, y mi corazón comenzó a later cada vez más fuerte, los zumbidos incrementaban como si se me fuera a salir el órgano, así como cuando me imagino a la “PEPS” gritando en el zorramental. Luego de un lapso de tiempo, los encontré, sanos y salvos. Me los puse, y agarré mi cámara de fotos (ojo que todo esto en la oscuridad absoluta, sin anteojos no veo mucho, y sin luz, peor aún) como buen aspirante al periodismo. Tomé el celular, puse la radio, y lo primero que escuché fue la canción “Lady” de DJ Mendez. Bailé 10 segundos y la cambié, buscando información de lo ocurrido.
Por mientras mi madre prendía velas para alumbrar nuestro cuchitril y mi padre rezaba el rosario en un idioma que claramente no es el español. Bajamos al primer piso y todo estaba “patas para arriba” como diría Julio Verne. La vecina estaba perturbada sacando a los cabros chicos. “Dios, estoy histérica, no hay ningún lugar seguro”. Y su sobrino mas calmado dijo: “Por la rechcucha que se movió el piso”. También conocí al amante oriental de la vecina del frente, quien salió en ropa interior.
Miré el cielo buscando alguna explicación en referencia al HAARP, pero sólo vi a la luna de color naranja. Nos sentamos con mis padres en una silla afuera del hogar, y para estar más relajados, pusimos Radio Bío Bío y escuchamos a los hermanos Mosciatti, quienes en una maratónica jornada lograron transmitir más de 25 horas continuadas (estoy seguro que son robots, que no comen, ni expulsan fecas).
Eran cerca de las 5AM cuando el frío comenzó a hacer efectos en mi cuerpo, y decidí ir a dormir un rato al sillón. Dos horas después me despertó un fuerte movimiento telúrico. Mi padre, un ser muy precavido, juntó agua en dos tinas. Luego dormí, y desperté a las 4PM. Fui a prender la TV como cualquier día, y no pasó nada. Fue ahí cuando me pegué la avispada de que lo sucedido no era un sueño (escuchaba de fondo a los Mosciatti). Mi madre dice que no hay que comer en exceso porque no habían muchos insumos.
Cerca de las 8PM llega mi abuela con mi tío Iván, quien hizo de este momento trágico algo más alegre. Mi padre se daba vueltas sin sentido durante la noche haciendo como que ordenaba y mi madre se conectaba con los reptilianos. Y yo, escuchaba a los Mosciatti.
28 de Febrero: “Estrés e irrigación”
En la mañana fuimos al supermercado a buscar provisiones. Todo estaba normal hasta que vi dos situaciones que me inquietaron y estresaron. En primer lugar, la gente vuelta loca comprando. Sus rostros de salvajismos canivalísticos sacando todo lo que encontraban, adquiriendo todos los productos que sus ojos egoístas podían ver. Una señora con orejas grandes y algo de bigote, sacó más de 10 botellas de agua envasada. Esto era el apocalipsis, nos mataríamos entre nosotros.
Cuando salimos, en una bencinera cerca de mi hogar, había una fila de 2 Km de autos esperando llenar el estanque. Esto me preocupó más que si Arenita es drogadicta
Luego fuimos donde Iván, y vi a una familia empacando sus cosas en una camioneta (hasta con el refrigerador). En el centro había muy poca gente. Volvimos a mi casa, y seguí escuchando a Mosciatti. En la noche comimos mariscos. Esperaba que la noche fuera más tranquila.
1 de Marzo: “El ángel de Maipú”
En el sueño escuché a un ángel diciendo: “¡junten agua!”. Desperté a las 5Am, y mi madre me dijo: “¿Con quién está hablando tu padre?” Bajé en pijama,y mi padre con una risa nerviosa expresó: “Vino un ángel a decirnos que se rompió la matriz de agua de la farfana, lo que provocará que nos quedemos sin agua por tres días”. Yo dije: “chuta”.
Llenamos todas las botellas que teníamos, y nos dieron las 7AM. Mi padre fue al trabajo, y yo le dije a mi madre que me sentía muy chochino y que necesitaba bañarme, pero no lo haría en la casa porque había agua helada. Ante eso decidimos ir a la casa de mi abuelita. Llegamos como a las 10 AM y no estaba. En ese momento me deprimí. Tenía el pelo asqueroso, no tenía electricidad, no me podía comunicar con el mundo, había poca comida, salía un chorrito de agua, y para peor, la gente estaba trastornada y psicopateada como en esos realitys show de supervivencia.
Estábamos en mi casa y dije: “Me voy a bañar igual, aunque esté helada”. En la tina me fui metiendo de a poquito, pero sólo logré meter mis piernas. No lo soporte. Frustrado me fui a dormir una “siesta” a las 11AM. Desperté a las 15 y escuché a mi madre: “¡Volvió la luz!” Me puse muy feliz, y de apoco mi cuerpo volvía a su estado natural, mi alma dañada rejuvenecía.
Prendí la TV, y me percaté del descalabro total que sucedía en Concepción.
A la gente que me conoce, siempre ha escuchado de mi que para el progreso de un país es necesaria la unidad de su pueblo. Es lamentable que tenga que ocurrir una tragedia para que eso ocurra, o por lo menos se platee. Ojalá que las personas (los que hacen vida social ayudando) y empresas que se jactan de ser solidarios, no se les olviden cuando volvamos a la “normalidad”. Hay gente que construye casas a los más desposeídos, pero llegan a su hogar y tratan a punta de garabatos a sus padres o hermanos. O los mismos que llegan al colegio insultando y discriminando a sus compañeros por ser diferentes. Y a las empresas que ayudaron en la “terremoton” que no se les olvide la labor benéfico, y que trate en el futuro con respeto y dignidad a sus trabajadores.
¡¡Paz, fuerza y alegría!!
Atte. El Trovador de Maipú
1 comentario:
excelente!!! =D!!! pero que buena historia, yo al terminar el terremoto hice la pregunta más real y posible en un momento así:
"que paso? o.O!"... supongo que el fenomeno ocurrido afecto mi noción de realidad... sobretodo la situación evidente =)
saludos
Nina
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